sábado, 23 de mayo de 2009

Lo prometido es deuda… la Iglesia me ha hecho bien.

Hace una semana escribí en el blog de don Juan Carlos Ramos una promesa: escribir sobre lo bueno de la Iglesia de Roma. Esto se dio debido a que, para ser honesto, siempre la critico. Él, sin embargo, me hizo ver que siempre se ven las cosas malas de ésta…me atrevo a decir que casi de todo, no sólo de ella. Me pareció salomónico hacerlo.

Antes que nada, quiero hablar de las cosas buenas que me ha hecho la Iglesia. Y en esto, todo cuenta: desde haberme hecho sentir bien hasta beneficios directos.

Cuando mi padre falleció, allá en el lejano 1990, un día después del suceso, la directora del Colegio Juana de Arco (al cual asistí desde segundo de primaria hasta tercero de secundaria), la hermana Martha Gloria le marcó por teléfono a mi madre informándole que no se preocupara por la educación mía y de mi hermana. Desde ese momento la escuela se haría cargo de eso.

Esa acción fue simplemente desinteresado amor. En esos tiempos no existían los seguros para cubrir estudios y mucho menos mi escuela lo cobraba. Convencido estoy que esa acción me ha convertido, para bien o para mal, en la persona que soy. Mis mejores amigos, mi educación, e incluso mi interés por la Iglesia de Roma (y del Judaísmo) vienen de esa época. No puedo agradecer demasiado lo que la hermana Martha Gloria hizo por mí. Sé que esa acción de la mencionada religiosa fue inspiración divina, ya fuera inspirada en la tradición del Cristo o lo que sea. Si cielo existe, ella por esa simple acción lo tiene.

Otra hermana de la Congregación del Verbo Encarnado, como la hermana Martha Gloria, fue la hermana Pruneda. No puedo describir la infinita paciencia y amor con el cual me aguantó (esa es la palabra porque en serio que soy un caso). Su cariño es perenne en mi existir y mucho de lo que soy se lo debo a ella. Fue ella quien me dijo que ser un ávido lector siempre me distinguiría; que no era malo ser el “científico loco”. No soy ya el citado personaje, pero ella impulsó ese sentimiento para tener afán de conocimiento.

Por otro lado, debo decir que aunque fue hecho por coerción, todo el arte, desde templos hasta música, pasando por pintura y escultura, en fin, todo el arte sacro es simplemente maravilloso. De no ser por el patrocinio de la Iglesia de Roma y sus ministros no tendríamos todo ese acervo cultural que gozamos en Occidente. Desde San Pedro hasta San Juan Chamula, el arte es vasto.

Gracias a ese arte mis ganas pasar una luna de miel en Roma fueron lo suficientemente fuertes como para hacerlo. Y no fue una experiencia espiritual (mi fe en la Iglesia se había perdido desde hace años), sino un éxtasis sensual. Mis sentidos se inundaron de tanto arte. Debo confesar que en mis tiempos de bachiller ese arte y cultura fueron un fuerte incentivador para tomar la orden de Ignacio de Loyola con la única finalidad de pasar mi vida en Roma, en San Pedro, estudiando en sus bibliotecas.

Por último, mencionar las grandes obras de caridad que la Iglesia hace no es cosa menor. No las conozco, pero sé que muchas hay. Sí, la Iglesia, desde mi punto de vista, es incongruente con su mensaje y con la naturaleza, pero si su doctrina hace que buenas cosas sucedan y el arte florezca, ¿por qué debería dejar de existir? Si saca lo mejor al menos una persona, creo que su misión está cumplida.

Sin más, me despido como de costumbre con una cita, en esta ocasión del Evangelio de Juan. Es una frase que para mí resume toda la enseñanza cristiana: “Amaos los unos a los otros como Yo los he amado.”

sábado, 16 de mayo de 2009

Desde 2008 nada ha cambiado en México, ¿y en Cuba?

Durante esta semana pasada Fidel Castro, probablemente el único dictador vitalicio del hemisferio (aunque sea su hermano la faceta visible de la dictadura), criticó a México y en especial al Presidente, diciendo que México había ocultado información de la influenza. Para rematar, comentó que en México nada había cambiado desde 2000, después de la transición del PRI al PAN, más que la influenza.

Primera declaración: desafortunadamente no puedo asegurar que el Gobierno de la República haya o no haya ocultado información. Desde mi perspectiva no lo hizo. Tan no lo hizo, que tenemos que ver cómo estuvo prácticamente paralizado el país hace unas semanas, y como en algunos lugares la semi-paralización aún está vigente. México dio a conocer al mundo en un acto de responsabilidad (y como un país G-20) lo que sucedía. Lo que sí puedo asegurar es que en Cuba, desde hace 50 años y hasta el presente, de haberse presentado esta situación seguramente jamás nos habríamos enterado sino hasta que la isla estuviera prácticamente infectada en su totalidad. Lo único bueno de esa situación es que, como Cuba es la cárcel más grande del planeta (hasta los estadounidenses tienen allí una base militar que funge como prisión), el virus podría haber estado mucho más contenido.

Segunda declaración: no tiene ni vergüenza, ni memoria y creo que está “chocheando” el Comandante. Estoy de acuerdo, muchas cosas no han cambiado en México desde hace 50, 70 y hasta más años. Nuestra corrupción, heredada del inmenso aparato público burocrático de la época Colonial, es incluso más antigua que México como nación. Sin embargo, el México que veo hoy (yo, un individuo de 29.5 años de edad) es un México muy distinto a cuando era niño. Y no sólo hablo de avances naturales; hablo de que los periódicos dan noticias más veraces, hablo de que ahora el cambio de un Presidente a otro o de un partido a otro no va acompañado de crisis económicas, hablo de que la “fayuca” prácticamente desapareció por nuestra apertura, hablo de eso y muchas, muchas cosas más que sí han cambiado. Hablo de que hoy día, puedo planear financieramente mi vida de aquí a 5, 10 ó 20 años porque es un país estable.
¿Qué ha cambiado en Cuba? Sí, su sistema de salud, vivienda y deporte son excepcionales y probablemente de lo mejor después de los EUA y Canadá. Pero ¿de qué sirve eso si no puedo comer lo que pueda pagarme? ¿De qué sirve tener una excelente salud y excelentes médicos si no puedo vivir libremente y desperdiciar o aprovechar mi salud como lo desee? ¿De qué sirve contar con un sistema deportivo de calidad si no puedo jugar libremente? ¿De qué sirve ser cubano estos días si no es para recordar la triste situación en que viven?

Me da mucha tristeza ver como un pueblo hermano como el cubano (y para como van las cosas, el venezolano) está bajo el yugo de una familia y un grupo de comunistas que se preocupan sólo por sus propias familias (como todo político). Al menos en mi país, puedo caminar por donde desee, salir del país cuando quiera (y pueda costearlo, claro), puedo comer lo que quiera y hacer lo que desee. Gracias a Dios por haberme hecho mexicano.

Algo que sin embargo me molesta sobremanera es el “malinchismo” del mexicano. Miembros del muy respetable Partido del Trabajo (PT) – espero se note el sarcasmo – declararon que México y el Presidente deben aceptar las críticas de Castro Ruz. ¡Vive Dios! Critican cuando el presidente en turno de los EUA pide o declara algo sobre México, pero si el viejito barbón dice que México debe ser una cárcel, está en lo correcto. Eso es lo que hace que, afortunadamente, jamás vayan a ser una verdadera fuerza política.

Antes de concluir con mi tradicional cita, quiero pedirle a todos aquellos que ven en Cuba un modelo a seguir, que se vayan a vivir allá. Les garantizo que más de la mitad de los mexicanos estaríamos en contra. Pero vayan para allá, seguro los aceptan tan bien como nosotros a ellos. Sólo les digo que los cubanos que he tenido el placer de conocer dicen: “México es la octava maravilla del mundo”.

Y para concluir, mi cita. En esta ocasión de un cubano universal, don José Martí y Pérez, de su obra Guatemala: “Puesto que la desunión fue nuestra muerte, ¿qué vulgar entendimiento ni corazón mezquino ha menester que se le diga que de la unión depende nuestra vida?"

viernes, 8 de mayo de 2009

Influenza, ¿qué dejó? Experiencias.

Más que escribir sobre el nuevo virus de influenza que aún ronda por el mundo, y que afortunadamente no ha sido tan terrible como se vaticinó en un inició, quiero comentar que dejó, desde mi punto de vista, de efectos.

Primeramente el deceso de personas siempre es una situación penosa. Las familias de dichas personas deben estar destrozadas y no puedo más que expresar mis condolencias. Ojalá que dichas muertes nos muestren lo realmente vulnerables que somos a un ente microscópico.

Como todos sabemos hasta el cansancio, el virus dejará terribles afectaciones en el sistema económico mexicano. Turismo, porcicultura, restaurantes, entretenimiento, transporte, … Prácticamente todo sector se vio afectado por este problema. Se dan cifras, datos y estimaciones. Pero de que a todos nos pegará de una u otra manera en el bolsillo eso es seguro.

En el caso particular de mi familia nuclear (de dos por el momento y afortunadamente) la afectación fue en primer lugar, un fin de semana sin salir a ningún lugar, excepto a reuniones familiares bastante amenas. Como no somos dados a salir demasiado, el cierre de negocios más bien ayudó a que el tráfico en las calles disminuyera a niveles de pueblo fantasma.

Otro caso personal fue la reestructura profunda que ALSEA realizó, desapareciendo áreas como Planeación Estratégica, Comunicación Corporativa, Mercadotecnia, Recursos Humanos y Responsabilidad Social. Ésta última, donde mi esposa trabajaba, resultó en su liquidación. Aunque nos queda claro que la influenza no fue la causa que lo provocó (sino el pésimo primer trimestre de dicha empresa por su malísima administración), es la influenza con lo que relacionaremos esta situación.

En mi caso particular, de ir a un proyecto a los EUA me fue cancelado el viaje ya que el Cliente no deseaba exponer a sus empleados a potencial contagio por mi presencia. Exagerado, tal vez, pero probablemente yo habría hecho lo mismo en su situación. Lo siento porque la ciudad de Portland, Oregon, (lugar del proyecto) es realmente agradable y sí que vale la pena. Definitivamente, de las pocas ciudades de aquel país que conozco, ésa sería en la que me establecería.

¿Qué más nos dejó la influenza? Espero que una buena cultura de higiene entre la población mexicana. Lo interesante es que ha habido una reducción de las infecciones gastrointestinales porque la gente tomó consciencia de este evento. Menos mal que algo bueno queda.

Sin más, ya que el tiempo es corto, me despido, y como de costumbre, con una cita. En esta ocasión, me referiré a Mark Twain: “La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer.”