miércoles, 14 de enero de 2009

VI Encuentro Mundial de las Familias…¿qué familias?

Me llamó la atención el desarrollo del VI Encuentro Mundial de las Familias (Católicas, deberían agregar en su título) que se lleva a cabo en la Ciudad de México. Normalmente no me hubiera llamado la atención. Están, como cualquier asociación religiosa, en su derecho de realizar dicho acto. Y más aún, me pareciera loable su esfuerzo por promocionar a la célula de la sociedad que es la familia. Pero insisto, no soy particularmente ferviente seguidor de iglesia alguna, pero hubo algunos comentarios (escuché en un programa radiofónico de noticias) que altos prelados declararon con respecto a esta sexta edición del Encuentro Mundial de las Familias.

Para iniciar, Su Eminencia Cardenal Antonelli declara (y parafraseo) que los homosexuales deberían permanecer “en el clóset” ya que sus preferencias y comportamientos afectan a las familias con su mala imagen. También menciona que la homosexualidad ha existido siempre, pero es hoy cuando con su exposición afecta a las familias. Para mí esto es una aberración. Y no me malinterpreten. Tampoco me gusta ver a dos personas del mismo sexo mostrando sus expresiones de afecto en público, pero eso no me da derecho a vetarlos ni hacerlos menos, mucho menos a juzgarlo. ¿Los habría vetado Jesucristo? A final de cuentas, su ministerio lo hizo con prostitutas, cobradores de impuestos y pecadores en general. ¿Por qué no habría también de convivir con personas de distintas preferencias sexuales a la suya? Obsérvese que de acuerdo a la pregunta anterior se estaría asumiendo que la homosexualidad es un pecado, lo cual no es mi opinión. Pero bueno, seguramente dentro del seno de las iglesias, y en este caso de la Católica Romana y Apostólica, la homosexualidad no se da y jamás se ha dado. Creo que por eso Su Eminencia Cardenal Antonelli se atreve a decir lo que dice.

El otro comentario que escuché fue el de Su Eminencia Cardenal Lozano (por cierto, exobispo de la diócesis católica de Zacatecas). Mencionó (y nuevamente parafraseo), que las mujeres deben quedarse en sus casas y no trabajar ya que descuidan a sus familias. Mujeres católicas de México que trabajan, ¡pecadoras! ¡Destructoras de sus familias y causantes de la debacle social de nuestros tiempos! Por Dios, ¿qué les sucede a estos caballeros? Si las mujeres salen a trabajar es porque el ingreso familiar no es suficiente con el de sus maridos. Ahora, si las mujeres decidieron (o pudieron) estudiar una carrera profesional, ¿deben dejar su carrera profesional (muchas veces muy exitosa) con tal de dedicarse a cuidar a su familia? Mi madre pudo con las dos. Ella es una mujer que enviudó muy joven y decidió no volverse a casar; no quería que un hombre que no fuera el padre de sus hijos los educara. Tuvo que trabajar. ¿Cuántas madres solteras no existen por una u otra circunstancia? Que conste que no quiero menospreciar a las mujeres que se dedican a sus hogares, porque el trabajo doméstico no es estar en casa descansando o sin hacer nada. Claro, el dejar a los niños en casa, con abuelas o en guarderías no es tal vez lo mejor, ¿pero qué hacen? ¿Pedir caridad? ¿Acaso la Santa Madre Iglesia, como Madre que es, va a propocionar eduación, sustento y techo a dichas mujeres para que puedan dedicarse a sus hijos?

Estoy muy de acuerdo con formar familias cristianas, judías o musulmanas mientras éstas sean familias que formen mujeres y hombres de bien. Así de simple. Este concepto tan básico conlleva muchas cosas: afecto, cariño, preocupación de los unos a los otros, valores. ¡Qué exista la familia! No imagino una Navidad o Año Nuevo sin mi familia. No imagino mi vida sin mi familia. Pero en mi familia sí que discutimos la homosexualidad porque es una realidad y grandes amigos de la familia son homosexuales. En mi familia las mujeres trabajan y estudian (a veces al mismo tiempo como mi mamá). En mi familia hay muchísimos errores y eso es lo que la hace tan humana.

¿Qué pueden decir individuos que rechazaron la idea de formar una familia con tal de “servir a Dios”? No veo congruencia con la Iglesia de Roma y lo que predica en cuanto a la familia. ¿Qué me puede enseñar un hombre o mujer que no quiso formar una con tal de “servir a Dios”? Perdón, pero no me parece congruente. Ponen como ejemplo a la “Sagrada Familia” y la ponen como ejemplo a seguir. A una familia de hace 2,000 años y que no era cristiana (digo, al menos no hasta que Jesucristo inició su ministerio a sus 30 años). ¿Cómo entender una familia si el pilar de su iglesia no la tuvo? Simplemente no me cuadra. Hay que vivir las cosas para después hablar de ellas.

Si el Encuentro va a dar más valores a las familias está bien, pero como dije en un artículo anterior, adaptándose a lo nuevos tiempos y a las nuevas situaciones que las familias viven. Más familia, más unión, pero en congruencia. Me despido con una larga cita de Germán Dehesa de su libro La Familia (y otras demoliciones): “No les digo nada nuevo si les comento que la familia azteca es montonera, metiche, irrespetuosa, triturante, mafiosona, poco afecta a la democracia, prejuiciada, belicosa, mitotera, apapachona, solidaria hasta la infamia, fiestera, ritualista, machista y divertidísima. Los integrantes de estos apelmazados clanes viven y mueren convencidos de que su familia es única, mejor que cualquier otra, depositaria de las esencias nacionales, con antepasados oscuros pero admirables, pobres (o ricos, o de clase media), pero muy honrados. Para decirlo con voz de mis tías: decentes, decentes, sólo quedamos nosotros.”

3 comentarios:

  1. Pensar que un homosexual debe permanecer en el closet es retrogrado, en efecto las familias tenemos muchos defectos, pero como bien dices es lo qeu nos hace humanos y ser una familia funcional o disfuncional ssegún sea el caso.

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  2. Tu madre y muchas más mujeres han tenido que buscar el sustento, proveer y amar y cuidar a sus hijos, parece que hay algo de escaces de hombres o que ya no toman su responsabilidad como debería de ser, pero ni modo solitas nos hechamos la soga al cuello y ahora pues a asumir las consecuencias

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  3. Cuando se radicalizan los comentarios de cualquier miembro de la Iglesia -de a pie o de capelo de cualquier color- suelen darse este tipo de malinterpretaciones. Me considero un católico prácticante y amo a mi Iglesia y me siento en la obligación de aclarar un poco tu percepción:

    1. La postura de la Iglesia hacia los homosexuales no es de rechazo, pero nunca será se aceptación y/o tolerancia. La postura es, en términos más o menos coloquiales: "la homosexualidad es una tendencia que va contra natura del ser humano y como tal debe de recibir el tratamiento adecuado para su rectificación, como cualquier otro desorden". La forma como debemos de tratarlos es con respeto y caridad, ciertamente, y, a medida de nuestras posibilidades, orientarles. Preguntas ¿qué hubiera hecho Jesucristo? Lo mismo que debemos de hacer nosotros: mirarles y amarles, como al joven rico que le preguntó "Maestro bueno, ¿qué debo de hacer para ganar la vida eterna?" Pero Jesucristo nunca dejó de corregir a quien se encontraba en el error, y voy a decirte que solía ser muy duro al hacerlo. Francamente dudo mucho que el Card. Antonelli haya pretendido decir lo que tú "parafraseas", aguas.

    2. Con respecto a lo comentado por el Card. Lozano, otra vez aguas, no se vale caer en exageraciones para deteriorar una postura con cualquier fin; yo considero que, el hecho de que la mujer dedique toda o la mayor parte de sí misma a la familia y el hogar sería el papel ideal para ella. Está en su naturaleza, no es casualidad que los hijos se formen en sus entrañas y no en las de los hombres como tampoco es casualidad que su cuerpo se configura milagrosamente para alimentarlos en sus primeros meses de vida. Reitero, IDEAL, puesto que, definitivamente, las exigencias actuales marcan otro ritmo. Que hombre y mujer tengan que salir a trabajar para reunir lo necesario para vivir obedece al hecho de que hay ciertas injusticias sociales que así lo han dispuesto, y que no está ni en tus manos ni en las mias resolver, sólo hacerles frente. Expreso mi más profundo respeto y admiración a las mujeres que, como tu madre, tuvieron que lograr un balance entre ser padre y madre, sin dejar de ser mujer y realizarse como tal, pero una cosa es fijar una postura sobre el mejor papel de cada quien y otra censurar el resto. Yo tengo una hija y puedes estar seguro de que la alentaré y pondré mis mejores medios para que se prepare profesionalmente, pero también pienso enseñarla con mi ejemplo de amor y con el ejemplo de su madre, a que ser mujer es más que eso, para que ella, en su libertad y con su inteligencia decida el tipo de vida que desea llevar: si como ejecutiva o empresaria y/o madre de familia o como alma consagrada a Dios, lo cual para mi como cristiano es la elección más noble, desinteresada y maravillosa que puede elegir un ser humano ya que, estando en su naturaleza -efectivamente como acertadamente comentas- el complementarse con el sexo opuesto emocional y sexualmente para llevar adelante la vida, se renuncia a esa opción para elegir la única alternativa válida que es el servicio a Dios por medio de los instrumentos que Él mismo inspiró para poner a disposición de los hombres con el fin de hacerlos salvos, merecedores de la vida eterna, como lo son la Iglesia y las instituciones religiosas.

    Todo por la familia, es cierto, pero hay que definirla bien, para, precisamente, no incurrir en el error ni hacer errar a otros.

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